lunes, 22 de julio de 2013

El arte de Ajenatón: un cambio que tuvo una repercusión mundial.

Hoy os deleitamos con una magnífica reflexión sobre el arte del periodo de Ajenatón de parte de Carmina (Sky, Reina Tiy). Esperamos que os guste y comprendáis algo más de estos tiempos convulsos en la historia de Kemet. Por problemas de formato con las imágenes, están todas al final, numeradas en cada parte del relato para que podáis verlas en su contexto.

El arte de Ajenatón: un cambio que tuvo una repercusión mundial.

Introducción:

Los cambios radicales en la historia no suceden como el nacimiento de las setas, así, de un día para otro.

La "herejía" de Ajenatón, cambiando todos los dioses del panteón egipcio por uno de solo, no nace del deseo de un caprichoso faraón, o por el azar que busca su hueco en la historia. Y no vamos a ser tan inocentes de creer, que lo que parece una apertura al cielo, a la naturalidad y un adelanto de pensamiento, no deba tener de contra partida un pago muy... diría más, demasiado alto. Tan alto, que los egipcios perdieron el hilo de una cultura que tenía más de 1500 años hasta ese momento.
Nota de Pili: yo hablaría más de un paréntesis que dejó huella, porque el auge con los Ramsés en la siguiente dinastía devolvió a los egipcios a las antiguas costumbres. Casi.

El arte, testigo inmortal de toda esa historia, se intentaba manipular a toda costa, ya que todos sabemos, que la historia la escriben los vencedores y el arte no es más que uno de los múltiples vehículos de la propaganda política de la época.
Pero siempre hay resquicios, fallos maravillosos que nos ayudan a vislumbrar la realidad de la época. Ésa época en que Dios, estaba más cerca que nunca, tan cerca que caminaba entre los mortales.  

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Vamos a lo que vamos. Al inicio. Toda esta movida la empezó el padre de Ajenatón, Neb-Maat-Ra Amen-Hotep o, también llamado Amenofis III: fig. 1.
Fig. 1: Amenhotep o Amenofis III
Debo explicar que los antecesores de este Faraón, se les mostraba guerreando y mostrando su poder, bien contra los nubios, bien contra sus propios conciudadanos para sofocar cualquier clase de revuelta y mantener el imperio unido (Alto y Bajo Egipto). Pero Amenofis III, en vez de guerrear, empezó un juego mucho más fructífero, ya que su antecesor había ganado la parte más rica del Nilo que era Nubia (Kush), la cual generaba muchísimo oro... y todo el mundo quería oro. Mitanni quería oro, Babilonia quería oro, y no tenían más opción que empezar a jugar al juego del Faraón: la diplomacia. Fig. 2.



Unas tablillas encontradas en el archivo Real de Tel El Amarna, daban fe de ello. Entre otras ofrendas, las princesas de todos los “enemigo-hermanos” de Egipto, eran enviadas al harén del Faraón, pero no había un intercambio de similar precio, sino que a cambio, daba en cuentagotas ese oro preciado. Así, el país permaneció en paz y el heredero del imperio, Amenofis IV (Ajenatón), se crió entre abundancia y con una idea bastante diferente a sus antepasados de cómo se organizaba la tierra.

Amenofis III, con las ganancias, mandó crear un templo enorme para el dios Amón y en cada pared se veía a su amada Reina Tiy (o Tiya), a la misma proporción y altura que el Faraón, cosa impensable hasta ese momento. El tamaño en la escultura revelaba la importancia del personaje representado y hasta entonces, el rey siempre había sido la mayor figura.
De esa misma época son los famosísimos Colosos de Memnon.
Amenofis III, Tiya y Amenofis IV (en medio) →fig. 3.

Pero algo empezaba a desequilibrarse.

Los templos funcionaban a partir de ofrendas, y Amenofis III era extremadamente  espléndido y pronto los gestores de estos templos tuvieron tanto oro como para tener mucho más poder que el mismo Faraón.
Estos sacerdotes creían que el Faraón representaba la guerra,  y ellos estaban bendecidos por la diosa Maat, la del equilibrio, haciendo que la guerra y el equilibrio espiritual fuera esencial para el buen funcionamiento del reino. Entonces... si ellos simbolizan el equilibrio, podrían decir al Faraón qué hacer. Y esto a Amenjotep, no le hizo gracia ninguna. Ahora él ya no representaba la guerra, ni siquiera se representaba a él mismo luchando, como sus antepasados, sino con unas efigies cuasi sonrientes, amables. Sin duda el Faraón pensó que él se había transmutado en el mismísimo Dios todos poderoso Amón, así que ya  no iba a esperar a morir y transmutarse, en Amón, como sus ancestros habían hecho durante 1500 años,  sino que era el mismísimo Amón  reencarnado en vida.

Cualquiera le decía que no al faraón... la clase clerical le permitió ese ligero cambio, porque el poder estaba en sus propias manos, y aunque el mismísimo Amón esté en la tierra, era él mismo el que les había dado el poder.

Fig. 4 Amenofis III con su corona Azul, llamada “jepresh”, que erróneamente se ha entendido como la corona de la guerra. Actualmente se busca aún su significado.



Pero el Faraón, en su plenitud, murió repentinamente, como la mayoría de los faraones... misteriosamente. Y fue su hijo Amenhotep IV, junto a su esposa Nefertiti, el que le sucedió.

Sin duda la reina Tiy (o Tiyi) influiría en la nueva etapa que ahora comenzaba, ya que la elección de un nuevo dios, el dios Atón, era a partir de los conocimientos que su madre le inculcó, entre muchos más dioses, claro está.
Fig. 5. La amada Reina Tiy o Tiyi.

Atón no era un dios nuevo en el panteón egipcio. Estaba relacionado o provenía de otro dios llamado Ra-Horajty, que en su principio se le representaba con un hombre con cabeza de halcón, y que en los primeros años de reinado de Amenhotep IV se le siguió representando así.  

Pero los acontecimientos estaban a punto de explotar, ya que los sacerdotes quisieron mangonear a su gusto a este nuevo Faraón y éste pronto vió que el “real problema” eran los templos y el gran poder que albergaban.

Si, como había dicho su padre, él era el Dios reencarnado, no necesitaba ni representantes ni intermediarios entre él y el pueblo. Convirtió a la familia real en la tríada oficial de dioses, pero no paró ahí.
La fascinación del sol es bien conocida en el Antiguo Egipto y aún no se sabe exactamente porqué eligió a ese antiguo dios y le dió una “nueva/antigua” forma para representarlo: un disco solar. Un elemento abstracto, frente a la típica antropomorfeidad de los dioses Antiguos. Así pues, decidió que sólo se venerara oficialmente a un nuevo dios, cuya carne estaba en a la vez en el cielo y en la tierra. Esto fue una auténtica locura hereje para los sacerdotes y Maat se vio atacada: empezó el cambio y todo lo trajo él.

Amenhotep IV se cambió el nombre a Ajenatón. Cambió el lugar de residencia de Tebas a una nueva ciudad llamada Ajetatón. Saqueó los antiguos templos e intentó destrozar cualquier tipo de representaciones divinas que no fueran las de Atón. E incluso llegó a mancillar el templo que su propio padre construyó, sólo porque en el nombre Amenofis, se nombraba a Amón, y por tanto, ese trozo de nombre lo rasgó.

Fig. 6. Interpretación moderna de Atón.

Y fue una auténtico cambio de paradigma en todos los sentidos para las pobres personas de a pie.

La nueva capital Ajetatón llegó a ser inmensa, con más de 40.000 personas, con grandes avenidas por donde paseaba el Faraón con su familia. El Rey se representaba cercano, poderoso, el dios más cercano que jamás iban a tener. No había intermediarios más allá de él. No habían  obstáculos para llegar a Dios todo poderoso, el que todo lo puede.
La gente, obligada a trasladarse a la nueva ciudad y a creer en la nueva fe monoteísta/henoteísta, abrazó este extraño culto, por decreto real. Los antiguos templos fueron saqueados y muchas estatuas de Amón fueron escondidas, por miedo a que el nuevo Faraón las  fundiera para hacer  relieves en conmemoración a Atón, y en secreto, seguían rezando a los dioses antiguos
.
El arte también se revolucionó. Amenjotep quería pasar a la historia como un padre bueno, amable, cariñoso, no como un faraón luchador, fiero, aplastando las cabezas de sus enemigos.

Se le representa siempre tranquilo, en actitud fraternal, besando a sus hijas o en familia.

Fig. 7 y 8. Ajenatón besando a su hija


El Faraón es retratado en una actitud agradable, quasi sonriente, un sol amado, un padre solar. Esta idea sería recuperada muchas veces durante la historia, por otros monarcas, como por ejemplo la Monarquía absolutista de Luís XVI, el Rey Sol. Una persona cercana, benevolente, humano y a la vez, divino. Todo lo que  quería  el pueblo para un monarca.

Fig. 9. Símbolo de Luis XVI

Figura 10. Vista idealizada de Tell el Amarna (Aketaton)

Pero en el terreno de la arquitectura aún cambió más. Se dejaron de utilizar los grandes sillares de piedra para utilizar los talatats, piedras de pequeño tamaño que podían ser transportadas fácilmente por un solo hombre, lo que aceleró las obras constructivas. Las avenidas eran amplias, con “propaganda” de sí mismo por todos lados. Pensemos que ahora los relieves los vemos sin colores, pero todos ellos iban pintados en colores estridentes. Pues imaginaros una avenida llena de esos dibujos. Sería como Las Vegas, pero sin neones. Todos los estamentos (exceptuando los sacerdotes, que no tenían cabida en la ciudad), vivían dentro de la enorme extensión de Tell el Amarna (Ajetaton). Aton mismo había dicho a Ajenaton que se estableciera allí, y que sería próspero su reino bajo su bendición.

El Faraón hizo reproducir a la familia real de una forma muy realista, aunque los relieves demuestren que no se idealizaban las formas y el faraón era reproducido con redondeces y con los labios y ojos muy abombados. Hay autores que creen que agrandaban caderas y barrigas para imitar/asociarse a Hapy, el genio de la abundancia del Nilo, y el concepto de riqueza de una sociedad agrícola. 
Hapy, genio del Nilo, con su barriga oronda y tetilla .
Nefertiti también es esculpida así, aunque en otras obras de arte, como la cabeza famosa de que está en el Staatliche Museen de Berlín, se aprecia una belleza increíble que concuerda perfectamente con otras figuras de la misma reina.

Figura 11 y 12. Dos rostros de Nefertiti
Fig. 13. Nefertiti con más edad sigue siendo bellísima

En cambio, el Faraón sí que fue esculpido y representado tal cual, con sus labios prominentes y sus ojos ahuevados, nada idealizado, como sus antecesores habían hecho hasta el momento. Su ojo ya no era el de Horus, sino más real, al igual que sus cejas. Los labios, nariz y barbilla se salieron del estricto canon hierático e ideal anterior, al igual que las formas de sus cuerpos.

Figura 14. Parece que el mismo Ajenaton nos mira de reojo...

Fig. 1. Tutmosis III, bisabuelo de Ajenaton, con el hieratismo con que representaban todas las figuras desde hacía más de 1500 años

Ajenaton también revolucionó las letras. Era un hombre extremadamente romántico, con las ideas muy claras, pero que le gustaba realizar letras tanto para su mujer, como a Atón, su dios. De él es su famosísimo Himno a Atón (donde podemos entrever partes de donde el Antiguo Testamento cogió su inspiración para salmos como el 104):

"¡Espléndido te alzas en el horizonte,
Oh Aton viviente, creador de vida!
Cuando amaneces en el horizonte oriental,
Gran himno a Atón
Llenas todas las tierras con tu belleza.
Eres bello, grande, deslumbrante,
Elevado sobre todas las tierras;
Tus rayos abrazan las tierras,
Hasta el límite de todo lo que has creado.
Porque siendo Ra, alcanzas sus límites (*1),
Y los has doblegado (para) tu amado hijo;
Aunque estás lejos, tus rayos brillan sobre la tierra,
Aunque cualquiera sienta tu presencia, tus rayos son invisibles.

Cuando te pones en el horizonte occidental,
La tierra queda en tinieblas, como en la muerte;
Todos yacen las en habitaciones, sus cabezas cubiertas,
Un ojo no puede ver a su compañero.
Ellos podrían ser despojados de sus propiedades,
aunque estén sobre sus cabezas,
La gente no se daría cuenta.
Todos los leones salen de sus guaridas,
Todas las serpientes muerden (*2);
La oscuridad se cierne, la tierra está en silencio,
Así como su creador descansa en el horizonte.

La tierra brilla cuando amaneces en el horizonte,
Mientras resplandeces como el Aton durante el día;
Cuando disipas la oscuridad,
Cuando ofreces tus rayos,
Las Dos Tierras están en fiesta
Despiertas y erguidas sobre sus pies,
Tú las has levantado.
Sus cuerpos están purificados, (5) vestidos,
Su brazos adoran tu aparición.
Toda la tierra se dispone a trabajar,
Todos los rebaños pacen en sus pastos;
Los árboles y las hierbas florecen,
Los pájaros echan a volar de sus nidos,
Sus alas saludan a tu ka.
Todo rebaño brinca sobre sus patas.
Todo lo que vuela y se posa,
Vive cuando amaneces para ellos.
Los barcos van corriente arriba, y corriente abajo,
Todos los caminos se abren cuando te alzas.
Los peces del río saltan ante de ti,
Tus rayos están en el centro del mar.

Tú quien haces crecer la semilla dentro de las mujeres,
Tú, quien creas las personas del esperma;
Quien alimentas al hijo en el vientre de su madre,
Quien calmas apagando sus lágrimas.
Nodriza en el vientre,
Dador de aliento,
Para animar todo lo que creas.
Cuando sale del vientre para respirar,
El día de su nacimiento
Tú atiendes sus necesidades.
Cuando el pollo está en el huevo, piando dentro de la cáscara,
Tú le das aliento dentro de ella para insuflarle vida;
Cuando lo has terminado,
Para que pueda romper el huevo,
Sale de su interior,
Para anunciar su terminación,
Caminando sobre sus dos patas sale de él.

¡Cuán grande es tu obra,
Aunque escondido a la vista,
¡Oh, Dios Único junto a quien nadie existe! (*3)
Tú creaste la tierra según tu voluntad, tu sólo,
Todos los hombres, todos los grandes y pequeños animales,
Todas las cosas que hay sobre la tierra que caminan sobre sus piernas,
Todo lo que vuela por medio de sus alas,
Las tierras de Khor (*4) y Kush,
La tierra de Egipto.
Tú pones a cada hombre en su lugar,
Tú satisfaces sus necesidades,
Cada uno tiene su alimento,
Calculas la duración de sus vidas.
Sus lenguas difieren en el idioma,
Así también sus caracteres;
Sus pieles son distintas,
Para distinguir a las personas (*5).

Tú provocas la inundación desde la Duat (*6)
Tú la llevas cuando deseas,
Dar vida a los hombres,
Pues tú los has creado para ti.
Señor de todo, quien trabaja para ellos,
Señor de todas las tierras, quien brilla para ellas,
El Aton del día, ¡grande en su gloria!.
A todas las tierras lejanas, que haces vivir,
Tú les has concedido el descenso de la inundación desde los cielos;
(10) El crea olas sobre las montañas, como lo hace el mar,
Para empapar sus campos y sus ciudades.
¡Cuán excelentes son tus obras, Oh, Señor de eternidad!
Una inundación desde el cielo para los extranjeros
Y para todas las criaturas de la tierra que caminan sobre sus patas,
Para Egipto la inundación viene desde la Duat.

Tus rayos alimentan todos los campos,
Cuando brillas, ellos viven, ellos crecen para ti;
Tú creas las estaciones para desarrollar toda tu obra:
El invierno para refrescarlos, calor para que te sientan.
Tú has creado el lejano cielo para brillar allí,
Para contemplar toda tu obra,
Tú solo, brillando en tu forma de Aton,
Elevado, radiante, distante, cercano.
Tú creas de ti mismo millones de formas,
Ciudades, pueblos, campos, el curso del río;
Todos los ojos te observan por encima de ellos,
Pues tú eres el Aton de las horas del día sobre lo alto.
.........---... (*7)

Tú estás en mi corazón,
No hay nadie que te conozca,
Excepto tu hijo, Neferjeperura, el Único de Ra,(*8)
A quien has mostrado tus sendas y tu poder.
Todos aquéllos en la tierra salen de tus manos cuando los creas,
Cuando amaneces ellos viven,
Cuando te pones ellos mueren;
Tú eres el tiempo vital en todos tus miembros, todos viven gracias a ti.
Todos los ojos están puestos en (tu) belleza hasta que te acuestas,
Todas las labores cesan cuando descansas en occidente;
Cuando te levantas haces que todos se apresuren por el Rey,
Todas las piernas están en movimiento desde que fundaste la tierra.
Tú los alzas para tu hijo quien proviene de tu cuerpo,
El Rey que vive en Maat, el Señor de las Dos Tierras,
Neferjeperura, el Único de Ra,
El Hijo de Ra, quien vive en Maat, Señor de las coronas, Ajenaton, grande durante su vida;
(Y) la gran Reina a quien él ama, la señora de las Dos Tierras, Nefernefruaton-Nefertiti, que viva eternamente".

Notas del himno:

Se transcriben los comentarios de Miriam Litcheim, además de las notas propias del traductor, diferenciándose ambas.

(*1) La sentencia consiste en juego de palabras utilizándose el término ra (Ra) con los significados de "sol" y "final" o "límite"
(*2) Este es uno de los pasajes que algunos ven similar y otros idéntico al Libro de los Salmos. (Nota del Traductor: Ver el apartado Interpretación).
(*3) Nota del Traductor: Puede traducirse también por "Quien no tiene igual"
(*4) Nota del traductor: Siria.
(*5) Aunque todas las personas creadas por Aton son distintas, su diversidad no implica la superioridad egipcia.
(*6) (Nota del Traductor: Cuando decimos inundación, es Hapy). Hapy, la inundación del Nilo, emerge desde el Más Allá, desde el Inframundo, para alimentar Egipto, mientras que los extranjeros son sustentados por un Nilo que baja del cielo y que desciende en forma de lluvia.
(*7) Sentencias oscuras que contienen lagunas.
(*6) Nota del Traductor: Ajenaton.

Muerte, olvido y... ¿legado?

Ajenatón murió también de forma repentina, aunque se cree que ya estaba enfermo. Su hijo, Tutankamón le desterraría de la memoria, no sólo volviendo a Tebas y reconociendo el culto de Amón, sino intentando borrar de la memoria a su propio padre; aunque el cambio no fue completo, posiblemente debido a su temprana muerte o a influencias de defensores atonianos.

La gente, muy aturdida y después de la sacudida social, volvió rápidamente a sus panteones repletos de dioses, aunque la semilla de la creencia monoteísta ya estaba plantada y germinaría años más tarde, dando lugar a todas las religiones monoteístas existentes en la actualidad.  
El arte continuó con ciertas corrientes alejadas del canon del codo egipcio (lo que marcaba las rígidas proporciones de sus figuras antropomorfas). El expresionismo se siguió utilizando, aunque poco a poco se alejó del arte oficial.

Fig. 15. Parte de Tell el Amarna en la actualidad

Fig. 16 y 17. Damnatio memoriae en el torso de Ajenaton




Fotos mil:

Libros:
El arte egipcio de Lisa Manniche
Reyes y dioses de Henri Frankfort

De mujeres:


Fig. 2. Tablilla en acadio cuneiforme.




Figura 11. Nefertiti



Fig. 16. Damnatio memoriae en el torso de Ajenaton

Fig. 17. Damnatio memoriae en el torso de Ajenaton

Figura 10. Vista idealizada de Tell el Amarna (Aketaton)


Fig. 4 Amenofis III con su corona Azul.




Fig. 6. Interpretación moderna de Atón.

Fig. 9. Símbolo de Luis XVI
Figura 14. Parece que el mismo Ajenaton nos mira de reojo...

Fig. 13. Nefertiti con más edad sigue siendo bellísima


Fig. 7. Ajenatón besando a su hija

Figura 12. Nefertiti


FIg. 3. Amenofis III, Tiya y Amenofis IV (en medio)


Fig. 15. Parte de Tell el Amarna en la actualidad

Fig. 8. Ajenatón besando a su hija

Fig. 5. La amada Reina Tiy.





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